Publicado el 03.08.2008
En la misa solemne capitular del 6 de agosto, fiesta de la Transfiguración del Señor, se hará memoria de este insigne prelado valentino y Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, que falleció en Roma este mismo día del año 1558. Alonso de Borja, que nació en la Torre de Canals, cerca de Xátiva (Valencia) el 31 de diciembre de 1378, tuvo un papel destacado en la finalización del Cisma de Occidente y fue Obispo de Valencia desde 1429 hasta su muerte. Durante su breve pontificado con el nombre de Calixto III, buscó fortalecer la Sede Apostólica, la paz y la unidad entre los príncipes cristianos y fruto de sus iniciativas fue el levantamiento del cerco de Belgrado por los turcos, cuya noticia llegó a Roma el 6 de agosto de 1456 y con ese motivo extendió a toda la Iglesia la festividad de la Transfiguración del Señor, invocado este día como Salvador de los cristianos. En su papado privilegió la actividad de la Santa Sede en la reconquista de Constantinopla que había caído en manos turcas en 1453. Para ello intentó organizar una cruzada enviando delegaciones a Inglaterra, Francia, Alemania, Hungría, Portugal y Aragón. En 1455 canonizó a San Vicente Ferrer. En 1456, creó una comisión que anuló el juicio que, en 1431, había condenado a Juana de Arco y la declaró inocente de los cargos de brujería por los que había sido quemada en la hoguera. Ese mismo año promulgó la bula Inter Caetera por la que garantizaba a los portugueses la exclusividad de la navegación a lo largo de la costa africana. Como Obispo de Valencia procuró la reforma de las costumbres mediante la celebración de un sínodo, si bien su actividad diplomática le mantuvo ausente largos periodos de tiempo. En 1437 el Rey Alfonso el Magnánimo entregó a la Catedral de Valencia las reliquias de la Capilla Real de Aragón, entre ellas el Santo Cáliz. Le sucedió en la sede valentina su sobrino Rodrigo de Borja, luego Papa Alejandro VI. Fotografía: Sepulcro antiguo de Calixto III en las grutas vaticanas