Historia de los Frescos de la Catedral
La Catedral de Valencia comenzó a construirse en el año 1262 en estilo gótico. El 21 de mayo de 1462, una bengala despedida por la “palometa” que representaba el Espíritu Santo descendiendo desde lo alto del cimborrio prendió en los paños que enmarcaba el precioso retablo de madera y plata, perdiéndose toda la decoración del ábside y las pinturas al fresco de su bóveda. Diversos intentos de restauración fracasaron.
Cuando vino a esta ciudad su Obispo, el valenciano Don Rodrigo de Borja, futuro Papa Alejandro VI, deseando que su catedral brillase con el esplendor del nuevo arte que estaba renaciendo en Italia, trajo consigo a los pintores Francisco Pagano, natural de Nápoles, y a Pablo de San Leocadio, natural de Reggio en Lombardía, y apenas llegados firmaron el contrato con el Cardenal y el Cabildo el 26 de julio de 1472.
En el contrato, conservado en el archivo de la catedral, entre otras cosas los artistas se comprometen a pintar al fresco en cada uno de los entrepaños de los canecillos de la bóveda gótica del presbiterio
“... dos ángeles, ó sea un ángel en cada entrepaño, vestidos según parezca á dicho honorable Cabildo, con sus alas sembradas de oro fino y de bellos colores; que las crucerías sean pintadas de follajes con frutos, de oro fino de ducado, según pareciere al dicho honorable Cabildo; que las ventanas sean pintadas de oro fino de ducado y de azur...”
El tiempo para terminar la obra eran seis años.
Esta obra que debió ser una de las maravillas del primer Renacimiento, desapareció en el siglo XVII, cuando en el año 1674 el Arzobispo D. Luís Alonso de los Cameros, deseando que luciera más el retablo de plata que adornaba el altar, pensó restaurar toda la capilla, y al efecto comunicó su idea al Cabildo, que la aprobó de buen grado. Se encargó de la obra Juan Pérez Castiel, arquitecto afamado y de rica imaginación. La nueva obra, realizada en estilo barroco, duró siete años, once meses y diez días, y se dio por terminada el 28 de Mayo de 1682.
La colocación de los mármoles y adornos barrocos hizo desaparecer las pinturas del ábside, pero los ángeles de la bóveda fueron ocultados por una nueva cúpula que arrancaba unos 80 centímetros por debajo de la anterior del siglo XIII.
El 9 de octubre de 2003, el M. H. Presidente de la C. A. Valenciana, D. Francisco Camps, expresó su deseo de que se restaurase la Capilla Mayor, que no se había podido tocar en la preparación de “La Luz de las imágenes”.
Tras la presentación por el Cabildo de un plan de actuación y de una solicitud de la misma, en mayo de 2004 comenzó la obra de restauración de la decoración barroca del ábside de la catedral, encomendándose la gestión de la misma a la Fundación “La luz de las imágenes”.
Se encargó de la dirección a la profesora Dª Carmen Pérez, y grande fue la sorpresa cuando el 22 de junio, a través del agujero dejado por el soporte de una pieza móvil, se pudieron ver los primeros de los 10 grandes ángeles que rodeaban a la desaparecida clave con la imagen de madera de la Asunción de la Virgen, tocando instrumentos musicales y de una belleza que asombraba tanto como el buen estado de conservación en el que estaban.